Las Cuentas de Barbate: Una historia de retrasos y dudas que se repite

En Barbate, la gestión de nuestras arcas municipales… perdón por la paradoja, qué gestión de qué arcas. Recordamos que en junio de 2024, con un notable retraso, el Ayuntamiento se dignaba a aprobar las cuentas de 2021, 2022 y 2023. Una situación que, como ya denunciamos en su momento en diferentes publicaciones de agosto, ponía de manifiesto la preocupante situación financiera de nuestro Consistorio y el desgobierno.

Ilustración sobre la falta de transparencia y la duda en las cuentas municipales de Barbate.

Aquellos balances desvelaron una realidad contundente: déficit millonarios, el incremento de la deuda neta superando los 99 millones de euros a finales de 2023, y unas obligaciones a corto plazo que rondaban los 19 millones de euros. Cifras que, lejos de ser meros números, representan la carga que cada barbateño y barbateña soporta, directa e indirectamente, con sus impuestos. Analizamos cómo el aumento de la recaudación tributaria local se traducía, en la práctica, en más presión para el bolsillo del ciudadano, alimentando una maquinaria que parecía gastar más de lo que ingresaba (y a saber en qué, porque no existe el detalle), con deudas que impedían el acceso a fondos vitales para el desarrollo de nuestro pueblo.

Un soplo de aire para la Deuda Histórica, ¿pero a qué precio?

No todo han sido nubes en el horizonte económico de Barbate este 2025. Una noticia destacable fue la regularización de la deuda histórica del Ayuntamiento con la Seguridad Social y Hacienda en febrero de este mismo año. Este acuerdo ha permitido a Barbate sanear una parte crucial de sus obligaciones.

Con esta regularización, el Ayuntamiento ha podido desbloquear la Participación en los Ingresos del Estado (PIE), lo que se traduce en una inyección de entre 5,6 y 5,7 millones de euros anuales en las arcas municipales, dinero que antes estaba retenido y que ahora, por fin, podrá ser gestionado por el Consistorio.

Además, la deuda restante con Hacienda se ha fraccionado en un plazo de cuatro años, y la de la Seguridad Social en cinco años. Esta facilidad de financiación es un balón de oxígeno que permite afrontar los pagos de forma más asumible y, lo que es igualmente importante, abre la puerta a importantes subvenciones a las que antes no se podía optar.

Este paso, si bien es fundamental para reordenar la situación con las administraciones estatales, también subraya la magnitud de la deuda acumulada durante años y la necesidad de una gestión rigurosa a futuro. La capacidad de pagar a plazos es una "facilidad", sí, pero también es un recordatorio constante del peso de lo adeudado.

Un silencio incomprensible: ¿Y las Cuentas de 2024 y el Presupuesto de 2025?

Hoy, junio de 2025, la historia no solo se repite, sino que añade un capítulo de silencio aún más inquietante. Un año después de aquella aprobación "exprés" de tres ejercicios (imprescindible para acceder a financiación del Estado y no recibir castigos), no tenemos ni rastro de las cuentas municipales de 2024. Y lo que es más grave, tampoco se ha presentado a la ciudadanía el presupuesto para 2025.

¿Volvemos a las andadas? En el entorno del propio equipo de gobierno municipal hay quien duda de que no vaya a generarse nueva deuda con Seguridad Social y Hacienda, porque también hay que pagar el corriente y eso está complicado; y aquí estamos otra vez, incumpliendo con el Estado en nuestra obligación de facilitar información fehaciente de nuestras Cuentas.

¿Cómo es posible que, a estas alturas del año, los ciudadanos sigamos a ciegas sobre en qué se gastó nuestro dinero el año pasado y, lo que es aún más crucial, en qué se piensa gastar este año? Un presupuesto no es solo un documento contable; es la hoja de ruta de un gobierno, el reflejo de sus prioridades y su compromiso con el desarrollo de la localidad. Su ausencia nos deja en un limbo de incertidumbre.

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