Hoy, Juan y Juana

La hoguera de Juan y Juana

En la noche de los tiempos, el ser humano también conocía los secretos de las estaciones y del cielo. Los monumentos megalíticos alineados con los solsticios en Stonehenge (Inglaterra) y Newgrange (Irlanda), por ejemplo, así lo atestiguan. Los pueblos celtas y germánicos, tienen muy arraigada la celebración del solsticio de verano con grandes hogueras, danzas y ritos de fertilidad. Se daban en lo que hoy es Reino Unido (Irlanda, Escocia, Inglaterra), Francia (Bretaña), Alemania y países nórdicos.

En la península Ibérica, desde tiempos prerromanos, las hogueras y ritos vinculados al solsticio de verano eran habituales y se extendían por toda la geografía, con particularidades en cada región:

  • Galicia y Asturias: influenciadas por la cultura celta, mantienen la tradición de hogueras y baños en el mar o fuentes.

  • País Vasco y Navarra: ritos del fuego y recogida de hierbas mágicas.

  • Zona Mediterránea (Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Andalucía): la quema de muñecos ("fallas", "ninots", "juanillos") y las hogueras en las playas son tradiciones muy arraigadas, herederas directas de esos ritos paganos de purificación y celebración del sol. En Alicante y sus "Hogueras de San Juan" o en Cádiz con sus "Juanillos" (muy similares a nuestros Juan y Juana).

Pero Barbate, el Barbate de hoy, no es tan viejo como Stonehenge ni ha tenido la continuidad histórica de lugares vascos. Nuestra tradición es más reciente, y ligada, como tantas otras, a la aportación de nuevos pobladores, en este caso ocasionales. Los viejos nos dicen que fueron los almadraberos leperos los que trajeron esta fiesta a nuestro pueblo. Por eso se celebró a las puertas de sus casas y ahí se seguirá celebrando aunque estas casas ya no existan desde hace algunas semanas.

Como en otras muchas ocasiones, el cristianismo se apropió de una tradición pagana muy arraigada en las celebraciones populares y convirtió la noche del solsticio de verano en la noche de san Juan. El modo y la manera no cambiaron, cambió el nombre de la fiesta del día más largo del año. O la noche más corta, que lamentarán los noctámbulos.

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