La hostelería, ¿agotada?
Hace ya muchos años que nuestro país, España, tomó nota de la dificultad de encontrar temporeros en el campo. Los acuerdos internacionales con las contrataciones en origen fueron la solución. No hay nacionales dispuestos a desplazarse de su comunidad autónoma o provincia por un empleo de unos pocos meses. Lógico y natural. La deslocalización del trabajador conlleva un coste económico y personal que no lo compensan ni el salario ni el escaso periodo de cotización.
En el campo, al menos, los empleados reciben hospedaje. Cierto que las condiciones no siempre son óptimas, pero supone un ahorro significativo que ayuda a convencer a las personas a desplazarse. Y en el caso de los españoles, ni aún así.
En la hostelería ligada al turismo las condiciones son aún peores que en el sector primario. No es raro encontrar lugares en nuestro entorno que ofrecen alojamiento, pero evidentemente estos establecimientos son minoritarios. Hay tantas vacantes cuando llegan la Semana Santa y las rutas del atún, que los lugareños que aún siguen interesados en la hostelería se colocan pronto.
¿Y quiénes son esos barbateños y barbateñas que trabajan en la hostelería? Los que tienen más formación, prefieren marcharse a trabajar fuera, buscando huir de la temporalidad. Así, no es de extrañar que tras tantas semanas, un lugar tan emblemático como El Campero siga buscando cocineros. ¿No hay barbateños capaces para trabajar ahí? El ciclo de cocina del IES Torre del Tajo es bastante prestigioso en Andalucía, así que sí que hay barbateños capaces. Y aunque estas vacantes de El Campero sean de empleos fijos discontinuos, es una empresa que está abierta casi todo el año y existe la posibilidad de ampliar el compromiso a fijo. Ni aún así convence a los barbateños.
Y claro, ¿quién se va a desplazar desde otra provincia a trabajar en Barbate durante el verano? Un alquiler de verano es una ruina para el trabajador.
Así está la cosa. Al final, quienes más trabajan en la hostelería en nuestro municipio son jóvenes sin formación y con escaso compromiso, y jóvenes estudiantes a quienes les viene bien ese dinerito del verano. No es algo nuevo, pero parece que el incentivo a la profesionalización que son los ciclos formativos no ha convencido ni a la mayoría de nuestros jóvenes ni a las empresas.
¿Habrá que recurrir a contrataciones en origen? Parece difícil. En Barbate, las casas, en verano, son para alquileres cortos y lucrativos. Vamos, que a un inmigrante se le iría el sueldo del mes en diez días de alquiler, y las empresas de hostelería no tienen capacidad para alojarlos.
Así que otra vez el problema de la vivienda. Para los barbateños, por supuesto, y para los trabajadores que podrían venir desde otros lugares, también de España, a desempeñar puestos de trabajo en cualquier sector. Porque estos se encuentran que solo se les alquila vivienda a precio razonable de septiembre a junio (como mucho). Recordemos de DS Consultores, que ofrece empleos de alta cualificación, es otra de las empresas que tarda muy mucho en cubrir sus vacantes, y esta