El once de marzo de 1938, la que fuera aldea de Barbate, pedanía de Vejer, excedía en mucho la población del municipio matriz y carecía de muchos servicios públicos por no poder autogestionarse (digámoslo así). Ese once de marzo de 1938, día de luz para los barbateños en mitad de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Vejer aprobó nuestra segregación obligado por las circunstancias y otras autoridades. Este año, tan anhelado día, se recuerda y celebra con esta (ponga usted el adjetivo) iniciativa.