“Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”
La polvareda y la indignación que, lógicamente, ha levantado en Barbate las declaraciones de Ana Valencia Reyes -delegada de Cultura-, entre cuyas perlas encontramos que ella cree que “lo peor de Barbate es la gente” y que el atún rojo de almadraba no está a la altura del atún enlatado de Calvo, también tiene sus defensores.
Dos días después de publicar en su perfil de redes sociales el vídeo completo de la entrevista, la señora Valencia no solo no pidió disculpas sino que se reafirmó. “No es fácil el mundo de la política pero es muy bonito y satisfactorio pertenecer a él y poder ir paseando por las calles de tu pueblo con la cabeza alta y YO PUEDO HACERLO incluso en estos momentos en los que estoy en el punto de mira por una mala jugada de algún que otro personaje en las redes sociales pero aquí ya nos conocemos...”, escribió.
O sea, que piensa la señora Valencia que sus palabras son correctísimas, que no ha denigrado ni a los barbateños ni a su cultura, y que el problema no son sus mensajes sino las personas que los han difundido y comentado. Y es que la pobre se siente “en el punto de mira por una mala jugada de algún que otro personaje en las redes sociales”, “personajes” a los que no valora como críticos sino que parece considerar enemigos.
Esta actitud victimista, a pesar de sus graves meteduras de pata, es a la que también nos tiene acostumbrados el alcalde Miguel Molina, y es propia de quienes no entienden que no gobiernan a sino que gobiernan para. Gobernar para los barbateños significa estar atentos a sus necesidades y a sus reclamaciones, y por supuesto atenderlas. Ellos sin embargo desoyen todas las protestas y quejas por su mala gestión y sus disparates, y responden acusando. Un modo que no es nuevo ni propio de Barbate, no nos equivoquemos, que esta forma de actuar en política (que no de hacer política) apesta en toda España.
Y como ocurre en todas partes, ellos también tienen a sus hinchas, a sus incondicionales que les aplauden todo, y a sus perros de presa que atacan a quienes creen que les ofenden. “Hoy quiero agradecer el gran apoyo que estoy teniendo”, dice Valencia, “por parte del 90 % de los Barbateños y barbateñas. Son miles de llamadas, mensajes y paradas por la calle, incluso de vecinos que no conocía, para mostrarme su apoyo y su rechazo hacia los buitres carroñeros de las redes sociales que solo intentan hacer daño”.
Los entrecomillados (y las faltas de ortografía) son textuales; su desprecio, lo reafirma, es evidente hacia todos aquellos que se han sumado a las críticas. Y más que eso, por su lenguaje parece que señala a nuevos enemigos en el pueblo. Peor para ella, que no entiende que criticarla no es intentar hacerle daño sino pedirle que repare el daño que ha hecho a Barbate.
Todo lo mejor para usted, señora Valencia, pero mayor es nuestra ansia de todo lo mejor para Barbate. Nos alegra su optimismo al creer que un 90 % de los barbateños y barbateñas la apoyan en sus dislates, el optimismo es energía para vivir y para obrar. Pero yo, como escribió Alberti, “era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”.