Paco Malia presenta nuevo libro
Francisco Malia Sánchez, Paco Malia, es una figura muy reconocida en Barbate como exmaestro, narrador, historiador, poeta y coautor de El habla de Barbate.
Un buen día fue a buscarse a Tarxien, Malta, pero no sabemos si son muchas las ocasiones en que ha atravesado los límites de La Janda. Los 125 sonetos de su Azul y verde no le han debido dejar mucho margen. Y que Paco, que se tiene por "anárquico, desordenado, despistado", se ha dedicado a conocer a su gente, de ayer y de hoy, "casi hasta los tuétanos".
Con su mucha actividad, la de un chavea que no llega a los setenta, a él le gusta presumir de viejo y magullado, y no hay quien lo tome en serio. A veces también tiene la ocurrencia de mostrarse escéptico, y eso no hay forma de que case con una persona a la que quiere todo el mundo y generosa a más no poder.
En fin, como usted comprenderá, también tiene sus manías. Y, sin duda, la más fea es decir que abandona tantas cosas bonitas que tiene por hacer, por él y por su pueblo. Por suerte tiene la virtud de contradecirse, y entonces arranca con todas las marchas metías, como ahora, y de repente da al público dos poemarios nuevos. Esta precipitación ¿no es cosa de chaveas?
Este viernes (24 de octubre, 20:30 horas, Salón Multiusos de la Casa de la Juventud) presentará La ingravidez en la que habito, y ahí estaremos para decirle a la cara que sí, que su energía, su sabiduría, su generosidad es un estímulo para los demás y un compromiso para él. Paco, no nos abandones, te necesitamos, sigue dejando huella impresa de lo que somos los Malia y los barbateños.
Y como no queremos destriparte el libro, lector -ven a escucharlo y adquirirlo-, pero queremos dejarle un regalo a Paco -aunque se retuerza con el popurrí que hacemos con algunos de sus versos, ojalá-, valga lo que sigue:
Detrás de mis gafas estoy, por cierto,
y me siento a leer la prensa.
¿Mi nombre existía antes que yo?
Un atisbo de pregunta
por el mero hecho de que no soporto
el orden que habita en todo.
Renuncio a la cátedra y al premio requisado.
El azar explica el orden.
A veces rebuzno, lo confieso.
Y entre rebuzno y rebuzno
la vida es apacible.
Soldados de la aurora,
santurrones de viento,
adictos al silencio,
en el desdén está la luz.
Vale que cierres los párpados
al excremento y la puesta de sol.
A usted le cuesta más
el pegamento del ahorro
que los zapatos en su precio.
Enajénate y ve allí
donde no alcancen los sueños.

