Playa de Los Caños de Meca: un problema viejo y una nueva realidad

Zonas de Especial Conservación en Barbate

Imagen extraída del proyecto del Plan Ordenación de los Recursos Naturales en el Ámbito de la Breña de la Junta de Andalucía.

Las autoridades nacionales vienen mostrando resistencia a realizar nuevos aportes de arena a la playa de Los Caños de Meca. Según diferentes medios de comunicación (con fecha 18 de octubre de 2025), el último capítulo lo han escrito el Gobierno de España y VOX, con la respuesta del segundo a pregunta del primero sobre la materia.

La clave se sentiteza en que “esta playa siempre ha sido así, una playa mareal y cualquier aporte que se haga, como se viene demostrando, es absolutamente ineficaz”, y además “estas arenas aportadas vienen perdiéndose por el pie de playa, cubriendo el arrecife existente, de gran valor ecológico”. En resumen, la necesidad crónica de realizar aportes artificiales de arena para la estabilización de la playa entra en conflicto directo con la conservación del patrimonio natural marino adyacente, en concreto el conocido como Arrecife del Cañaveral.

El Arrecife del Cañaveral

El Arrecife del Cañaveral se localiza en la plataforma continental del Golfo de Cádiz, un entorno de alta energía hidrodinámica. Geográficamente, se sitúa en las proximidades del Cabo Trafalgar y Los Caños de Meca. La importancia de este ecosistema trasciende lo local debido a su identificación formal dentro de la red europea de espacios protegidos.

Se corresponde con una formación de fondo rocoso o afloramiento del zócalo rocoso. Estos sustratos duros permiten el desarrollo de comunidades bentónicas -en contraste con los fondos arenosos predominantes en el litoral adyacente-, que juegan un papel determinante, ya que a través de su actividad alimentaria ayudan a mantener la calidad del agua y a prevenir la proliferación de algas y la consecuente destrucción del ecosistema.

Situación regulatoria del Arrecife del Cañaveral

Mediante el Decreto 105/2020, de 28 de julio, de la Junta de Andalucía, este ecosistema está protegido como un elemento clave dentro de la Zona Especial de Conservación (ZEC) Punta de Trafalgar (ES6120017). Según el Plan de Gestión de la ZEC Punta de Trafalgar, el espacio ocupa una superficie aproximada de 665 hectáreas, de las cuales, 550 ha son marinas y 115 ha son terrestres, y pertenecen en su totalidad al municipio de Barbate, aunque hay parte del terreno de propiedad privada.

Según el mismo informe, la zona terrestre es principalmente no urbanizable de especial protección (SNUEP) por legislación específica e inclusión en el PGOU de Barbate de 1995 y su modificación de 2009. No obstante, también hay terrenos de la ZEC con la categoría de suelo urbanizable sectorizado (SUS), “Zona Hotelera de Los Caños de Meca”, desde la modificación de 2009 y consolidación legal en 2010, lo que podría contravenir la calificación y situación regulatoria actual del ámbito.

En cuanto al arrecife, su inclusión en esta figura de protección eleva la resistencia de las autoridades a los aportes de arena de una preocupación meramente ecológica a una obligación legal estricta derivada del derecho ambiental comunitario.

Hábitat de Interés Comunitario

La justificación principal de la ZEC Punta de Trafalgar reside en la presencia de varios Hábitats de Interés Comunitario (HIC), entre los que destaca, por su carácter marino, el HIC 1170 "Arrecifes". En el contexto de Los Caños de Meca, esto incluye los afloramientos rocosos antes mencionados y, potencialmente, complejas bioconstrucciones como los jardines de coral o el coralígeno.  

Cualquier intervención susceptible de afectar a estos hábitats requiere una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) rigurosa, que demuestre que no causará un perjuicio a la integridad de la ZEC. La evaluación del impacto sobre el Arrecife del Cañaveral presenta una complejidad adicional relacionada con la jurisdicción administrativa. El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) asociados al Parque Natural La Breña y Marismas del Barbate, que colinda con la ZEC Punta de Trafalgar, excluyen específicamente las aguas marinas exteriores pertenecientes a la ZEC.

Es decir, el HIC 1170 "Arrecifes" se extiende más allá de la franja costera inmediata. Su ubicación respecto al límite de las aguas interiores (competencia autonómica) y exteriores (competencia estatal) es crítica. Si bien los proyectos de regeneración de playas caen generalmente bajo la jurisdicción de la Demarcación de Costas (MITECO), cualquier análisis de impacto debe coordinar las normativas de conservación (Junta de Andalucía, ZEC) con las regulaciones de la ingeniería costera (Administración General del Estado). El hecho de que una parte del hábitat protegido pueda estar en aguas exteriores complica los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental y el monitoreo efectivo.

Los aportes de arena, un riesgo para el ecosistema

La reciente (2020) declaración de la zona como de especial conservación, en adaptación tardía de la normativa comunitaria, es lo que nos parece que viene haciendo tan difícil en los últimos años la autorización de realimentaciones del arenal de Los Caños de Meca.

La alta energía hidrodinámica de la zona es la responsable directa de dos fenómenos interrelacionados: la erosión crónica de la playa, que demanda los aportes artificiales de arena para su estabilidad; y la alta capacidad de movilización de cualquier sedimento aportado, que puede perturbar el ecosistema del arrecife.

Y más allá de las comunidades bentónicas, se ha documentado la presencia de numerosas especies de peces de valor ecológico y comercial en la comunidad infralitoral. Entre las especies identificadas se incluyen el mero (Ephinefelus guaza), el dentón (Dentex dentex), doradas (Diplodus sargus), y mojarras (Diplodus vulgaris), además de especies de lábridos y morenas, que también corren peligro si el sistema de arrecife acaba siendo sustituido por un sistema de banco de arena.

Todo esto suponiendo que la arena introducida tenga similar composición y características que la propia de la zona, si no es así se corre el riesgo de introducir contaminantes que aceleren el proceso de transformación de arrecife en banco de arena.

La solución imposible

Como también apunta el Gobierno de España, la solución para que los aportes de arena no lleguen al arrecife, podría ser la construcción de espigones sumergidos que modifiquen la dinámica de transporte de sedimento sin alterar significativamente el paisaje litoral ni la circulación marina superficial. Pero esto significa gastar mucho dinero, para lo que parece que no existe voluntad.

En fin, estamos en octubre, no en mayo, y la alarma sobre si habrá nuevos aportes de arena o no a la playa de Los Caños sigue vigente, aunque como se ve por lo aquí documentado tal debate realmente no existe, la ley está clara. Afortunadamente, los barbateños podemos aferrarnos a dos realidades. La primera, nos queda la Marisucia; la segunda, ¿desde cuándo los políticos se atienen escrupulosamente a la ley?

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